Las redes sociales son un trampolín sencillo para poder llevar a cabo acciones de difamación, perjudicando el derecho al honor e imagen de las personas.
Se suele tratar de dañar la reputación e imagen de las personas usando cuentas falsas, siendo este el método más usado. La persona que pretende injuriar o calumniar sobre otra, se siente más protegida haciendo uso del anonimato para publicar sus comentarios y menoscabar la imagen pública del perjudicado/a en cuestión.
La difamación dirigida a personas públicas o conocidas es común, pero también puede estar dirigida a personas «anónimas» o particulares. En algunos casos, las acciones difamatorias pueden convertirse en acoso, generalmente cuando el difamador (en muchos casos llamado hater) insulta sistemáticamente a su víctima e incluso hace que otros se vuelvan en su contra.
La difamación en redes sociales se da cuando alguien insulta a otra persona o comparte información falsa sobre la misma, a sabiendas que no es verdad. Es aquí cuando hablamos de los delitos de injurias y calumnias, tipificados en los artículos 208 y 205 del Código Penal.
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